El día 1 de Noviembre de 1910, en el local barcelonés del Círculo de Bellas Artes, quedó constituida la CNT (Confederación Nacional del Trabajo).
Esta Organización, heredera de la Regional Española de la 1ª Internacional (1870), nació del propio seno del Movimiento Obrero como la primera organización sindical autónoma en este país.
Asumiendo el lema internacionalista “la emancipación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos, o no será”, la CNT se hizo depositaria de la rebeldía popular acumulada durante siglos, a favor de una humanidad que avance notoriamente por la senda de la libertad, la justicia, la igualdad, la dignidad y el progreso.
Sobre el sencillo acuerdo de crear una organización obrera independiente de los poderes políticos, religiosos y económicos, como condición indispensable para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores hasta el fin de la explotación, comenzó la CNT su actividad anarcosindicalista. En pocos años aglutinó la mayoría del movimiento obrero, consiguiendo importantes conquistas sociales y económicas que constituyen ya un legado de valor incalculable para la sociedad actual.
La reacción del capitalismo internacional, permitió al ejército fascista de Franco convertir ese sueño revolucionario en una pesadilla de cientos de miles de personas perseguidas, asesinadas y desaparecidas, tras la victoria golpista en 1939. Mas ni uno solo de los culpables – todos conocidos, algunos políticos en activo- de aquel régimen de terror, uno de los más criminales de la historia, resultó tan siquiera públicamente reprobado, merced al vergonzoso pacto de impunidad con el franquismo, que la izquierda nacional democrática (PSOE, PCE, UGT y CCOO) selló en sus acuerdos de rendición al capital, conocidos como “la Transición española” (1977).
Pese a todo, el pueblo siguió defendiendo, muchas veces con su vida, los sencillos principios del anarcosindicalismo: independencia, autonomía, federalismo, autogestión, asamblea, solidaridad y acción directa, es decir, autoorganización para rechazar toda injerencia de partidos políticos u otras instituciones económicas, religiosas, etc. en los asuntos obreros. Huelgas, manifestaciones, represión y tortura fueron la crónica diaria de la dictadura (1939-1976), hasta que con su desaparición el movimiento obrero volvió ilusionado a reconstruir su anhelada CNT (1977). Vivimos nuevos años de incesantes conquista obreras. Las jornadas de Montjuich, o San Sebastián de los Reyes, jalonaron el poderoso renacer confederal en la década de 1970.
El avance del movimiento obrero, de nuevo autoorganizado por la CNT, mediante luchas ejemplares como la huelga de gasolineras de 1978, suscitó la reacción del capitalismo, esta vez apoyado en el estado democrático y su aparato institucional (gobiernos, partidos, jueces, burocracias sindicales, …). El éxito sindical de la CNT fue reprimido policialmente (Caso Scala, 1978) y junto a campañas de silencio y propaganda difamatoria en los medios de comunicación, generaron desastrosas consecuencias para el movimiento obrero de este país.
La debilitación de la presencia anarcosindicalista en el movimiento obrero posibilitó la pérdida de derechos adquiridos tras una larga y dura lucha sindical, por la desregulación y precarización laboral implantadas con la peor de las corrupciones que asolan el país: La Corrupción Sindical. Una corrupción oficialmente silenciada, que pervierte el sindicalismo en general a los ojos de los trabajadores, pero que es protagonizada fundamentalmente por los sindicatos institucionales- CC.OO y UGT-, cuyos «yuppies» sindicales cobran subvenciones y sumas millonarias a gobiernos y empresas como pago a su traición, por aceptar cuantas medidas se adoptan en defensa del capital y su creciente acumulación de beneficios ( EREs, Reformas Laborales, despido libre…)
A pesar de todo, miles de trabajadores y trabajadoras seguimos hoy en esa genuina organización obrera a la que llamamos CNT, manteniéndola exclusivamente con nuestros propios medios, convirtiéndola así en el único ejemplo vivo de sindicalismo de clase, capaz de enfrentarse a la opresión y el control social, la destrucción ecológica del planeta y la sobreexplotación económica, aspectos todos, inherentes al Capitalismo.
2010 tiene para nosotros una connotación especial: se cumple un siglo de existencia de la CNT. Es el centenario de un pueblo y la inestimable lucha de miles de personas, que a lo largo de estos cien años se han dotado de una herramienta ejemplar, a seguir para la clase obrera mundial, por su cultura propia, capacidad autoorganizativa, lucha radical, extensión popular y realizaciones revolucionarias en aras a construir una sociedad antiautoritaria y solidaria.
Estos ideales conforman la noble causa a la que aquí y ahora te invitamos.
¡VIVA LA CNT!, ¡VIVA LA LIBERTAD!.