La situación de las personas refugiadas y migrantes que llegan a Europa es insostenible. Sabemos que no hay garantía para los derechos básicos de mujeres, niñas, niños, personas mayores y hombres que huyen de la guerra, de la pobreza o de la persecución por razones políticas, étnicas, religiosas o de orientación sexual. Nuestros gobiernos y las autoridades de la Unión miran hacia otro lado y, por eso, las ciudadanas y ciudadanos de Europa nos estamos movilizando el 27 de febrero para exigir el respeto a los derechos humanos de estos seres humanos que necesitan de nuestra solidaridad.
No queremos, no podemos, quedarnos quietas ante la situación de las 10.000 niñas y niños que vagan por el continente sin compañía, no atender la grave situación de las mujeres sometidas a violencia sexual, mirar sin actuar a ese gran cementerio de la injusticia en el que se ha convertido el Mediterráneo.
El sábado 27 de febrero, a las 12:30, Santander tiene que demostrar su compromiso con la Humanidad poniendo por delante los derechos de nuestros iguales.