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La memoria de “El Cariñoso” se duplica en Ciriego

El guerrillero Jesús de Cos alienta los homenajes y el “rescate de los olvidados”

José Lavín Cobo, Pin El Cariñoso, recibirá un nuevo homenaje el sábado en el cementerio de Ciriego. La memoria del guerrillero sobrevivirá labrada en la cara de un sencillo monolito, en el que además de su nombre, quedarán grabados los de los 37 integrantes de su grupo de maquis, todos ellos asesinados en la década de los años cuarenta. Entre ellos había nueve mujeres.

Detrás del acto está la CNT y Jesús de Cos, otro de los combatientes cántabros que, hasta 1947, recorrió y resistió en la vastedad de la geografía cántabra (y no sólo en ella) esperando a la “ayuda- que nunca llegó- de las fuerzas aliadas”. De Cos y compañía querían acabar con el franquismo, con los golpistas. Pero aquel olvido internacional y la represión le llevaron hasta Francia.

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De Cos, delegado en Cantabria de la organización Archivo, Guerra y Exilio (AGE), coincidió en un par de ocasiones con Pin. Compartieron algunos enlaces: todas aquellas personas que se prestaban a colaborar con los echados al monte dándoles cobijo, alimento, pasando información, avisos… Con El Cariñoso, con muchos otros. De Cos perteneció a la Brigada machado, que estableció su base de operaciones en los Picos de Europa. Su alias, Comandante Pablo.

Desde hace años, “rescata a los olvidados” de la contienda y primeros años del franquismo. Ha sembrado de placas y monolitos la región. Una estela en recuerdo de Juanín, otra en recuerdo de Gildo y una tercera rememorando “la tragedia de Tama”, todas ellas erigidas en el cementerio de Potes, una placa dedicada a Madriles en el campo santo de La Borbolla (Asturias); o los tres monumentos levantados en Camargo en memoria de los guerrilleros y mujeres republicadas, y a los muertos en el campo de concentración de Mauthaussen (uno de ellos su propio padre, Donato de Cos).

Memoria y placa

Porque ésa es la forma, y no otra, en que Jesús de Cos repara la memoria. Tremendamente vital y combativo a sus 84 años, no confía en la Ley de Memoria Histórica promulgada por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Gesticula y mueve con rapidez brazos y manos para dejar claro que la normativa “no tiene ninguna base jurídica”. La Ley no sirve, dice. “No hay por qué desenterrar huesos alegremente”. AGE prefiere dejar constancia de lo ocurrido plantando una placa en los lugares señalados.

Eso es lo que harán con El Cariñoso, que ya dispone de otra estela en Ciriego. El monolito muestra, por un lado, de dos placas dedicadas al maquis y a la Brigada Pasionaria.

Por la otra cara se descubre la plancha que se inaugurará el sábado a mediodía, un acto al que el colectivo hace una invitación generalizada.

Entre 1941, y 1942 fueron eliminados una veintena de guerrilleros del grupo de Pin el Cariñoso, apunta Mari Sol González., compañera y mujer de Jesús de Cos y miembro activo de la asociación.

De Cos corrió una suerte muy distinta. Cruzó a Francia. Recuerda aquel viaje como si hubiera ocurrido ayer. Viajaba en un coche, vestido de traje, junto a cuatro personas más. El conductor y guía de la expedición, Patxi, era contrabandista en la frontera. Llevaba un pase de estudiante. Cuando la Guardia Civil les dio el alto, Jesús de Cos llevó instintivamente su mano al bolsillo, donde guardaba la pistola. “A mí, allí no me cogían vivo”. Pero no hizo falta llegar a tanto.

Pero Patxi debió interpretar el papel de su vida, recuerda De Cos, y contestó al agente que un general les esperaba “a todos” para cenar. Pasaron al país vecino. El vecino de Rionansa dejaba al otro lado la vida de guerrillero, pero iniciaba otra igualmente batalladora. El temperamento le dura.

La necesidad de juzgar las atrocidades de Mauthaussen

Jesús de Cos perdió a su padre en el campo de concentración de Mauthaussen Gusen, el horror que los nazis diseñaron a escasos kilómetros de la ciudad austriaca de Linz. En él perecieron miles de españoles, y decena de cántabros, entre ellos, Dámaso de Cos Gutiérrez, fue uno de ellos. Su hijo relata en el libro Ni bandidos, ni vencidos cómo “al estar medio inútil de su pierna derecha, lo llevaron al comando de Gusen (cerda de Mauthaussen) y allí lo mataron a palos en su camastro el día 2 de agosto de 1941”.

Pues bien, “pasa sentar precedente jurídico y hacer justicia”, De Cos, junto a Ramiro Santiesteban y Jesús Tello (superviviente del campo de exterminio) y otros familiares de fallecidos en Austria presentaban en junio de 2008 una querella criminal por lo ocurrido. Era admitida a trámite un mes más tarde. Se sumaba, progresivamente, más personas a la causa.

La querella está dirigida contra cuatro oficiales de las SS que actualmente residen en Estado Unidos, y tanto De Cos como el resto de querellantes están representados por abogados del Equipo Nizkor, un grupo que se define como defensor de los derechos humanos.

El pasado lunes, el juez de la Audiencia Nacional, Ismael Moreno, tomaba declaración a Santiesteban y Tello, explica Mari Sol González. El juez ha estimado que lo denunciado puede constituir un delito de genocidio que debe ser investigado por la Justicia española tomando como base el principio de la universalidad.

“Queremos sentar un precedente jurídico con los nazis”, apunta Jesús de Cos.

Mada Martinez / El Mundo. Santander

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