El pasado día 8 de marzo tuvo lugar la primera huelga feminista en territorio español en el marco de una convocatoria a nivel mundial que alcanzaba a más de 150 países. El ámbito de la huelga no era exclusivamente laboral, sino que también se extendía a otros como el estudiantil, el de consumo y el de cuidados, este último ocupado en su gran mayoría por mujeres y por ello muy sensible al llamamiento que se hizo a la huelga ese día. Cantabria, como no podía ser de otra manera, se sumó a la jornada reivindicativa feminista, una jornada con un paro de 24 horas a pesar de que sindicatos como CCOO y UGT auspiciaran un paro laboral de solo 2 horas.
Las acciones comenzaron temprano, a las 11 de la mañana frente al Interfacultativo de la Universidad, donde tuvo lugar una concentración en una institución en la que, a pesar de haber una mayoría de mujeres estudiantes, aún sostiene una de las menores ratio de mujeres en sus cargos directivos (p. ej, solo un 12% de los catedráticos son mujeres). El lugar ha sido el escenario perfecto para el intercambio de experiencias machistas sufridas por las allí reunidas, las malas perspectivas futuras y el lanzamiento de posibles soluciones para erradicarlas.
A continuación se marchó a la estatua de La Sardinera, en Puertochico, para dar inicio a un pasacalles que recorrió las calles céntricas de la ciudad con el lema “Si nosotras paramos, se para el mundo”. Unas 3.000 personas, en su gran mayoría mujeres, lanzaban consignas a favor de las víctimas de agresiones sexuales y por la igualdad real de derechos. En un ambiente festivo, con bailes y canciones reivindicativos, no faltaron los pitos y caceroladas para hacer notar su presencia y animar a la gente a que se uniera.
Al finalizar el pasacalles en la plaza Porticada, las que así quisieron se quedaron en el lugar para reponer fuerzas con una comida popular con performance de cara a la manifestación vespertina de las 19:30 que saldría de Numancia. La gente que allí se congregaba ya desde las 19h empezó pronto a desbordar las previsiones de las organizadoras. Unas 25.000 personas se reunieron en las calles de la ciudad, tiñendo de morado la distancia que cubría el lugar de salida con el Ayuntamiento, donde finalizó, a tal punto que muchas/os no habían salido cuando la cabecera ya había llegado.
Constantes fueron las alusiones a la violencia machista, con lemas como “No estás sola”, “Ni una menos, vivas nos queremos”, etc. Durante la marcha, un espacio vacío delimitado por cintas blancas ha simbolizado la ausencia de las mujeres asesinadas, produciéndose una sentada por ellas en mitad de la marcha. Otros aspectos, como los laborales (techo de cristal, brecha salarial), el asunto de los cuidados, etc, también se han reflejado en la marcha de una jornada que, tanto organizadoras como asistentes, no dudan en calificar de histórica y que desean sea un punto de inflexión para todas las mujeres y la sociedad en su conjunto, un punto de partida y no de llegada, sin olvidar la ya secular trayectoria que lleva el movimiento feminista en sus espaldas.
CNT, como sindicato y organización feminista, prestó su apoyo y realizó, junto a otros sindicatos, las labores necesarias para garantizar la plena legalidad de la huelga, así como la difusión de información en centros de trabajo, medios de comunicación, etc. Conscientes del carácter especial de la convocatoria, nuestro papel, sin ser secundario, sí consistió en dar un paso atrás y dar todo el protagonismo a las organizaciones feministas que convocaron las movilizaciones. Consideramos justas sus reivindicaciones en campos como la brecha salarial, que condena a las mujeres a percibir salarios menores por iguales trabajos, repercutiendo, entre otras cosas, en sus futuras pensiones. Los cuidados, en gran parte no remunerados (en particular los domésticos de madres y abuelas), un sector con alta presencia femenina. Una labor que, sin ser reconocida como debiera, es el sostén de los hogares y de la sociedad en su totalidad. Cuidados que, en no pocos casos, supone tener que elegir entre su vida laboral y personal. La violencia sexual, que va desde la cosificación de la mujer hasta la violencia física machista que desemboca en el asesinato, todo enmarcado en un sistema que promueve la dominación y explotación. Y por último, pero no menos importante, una educación que incluya todos los aspectos anteriormente reseñados, donde se exija plena igualdad y justicia social para todas/os, y desde la diversidad se enseñe e inculque respeto. Desde CNT, cualquier futura convocatoria, movilización o campaña que tenga a estos como sus principales aspectos reivindicativos, nos tendrá a nosotras/os a su lado para exigir su cumplimiento.