La empresa busca ahorrar costes sobrecargando a las gerontólogas.
La empresa Urgatzi se dedica a «lo social»: servicios para jóvenes en riesgo de exclusión, atención a la tercera edad o a personas con diversidad funcional. Evidentemente, esto conlleva una enorme cantidad de trabajo de cuidados. El mismo que se ha cargado sobre la espalda de las mujeres históricamente sin contraprestación.
La situación actual no es muy diferente. Los trabajos de cuidado asalariados son pagados pobremente y están fuertemente feminizados. Lo más grave no es que Urgatzi u otras empresas se sumen a este sector precisamente por los bajos salarios y la enorme demanda. Lo grave es que aun así quieran ahorrarse dinero.
Nuestra sección sindical en Urgatzi denuncia como las gerontólogas (auxiliares de enfermería) realizan tareas que corresponden a enfermeras, con una titulación superior. Estas tareas son tan sensibles como preparar la medicación de las y los usuarios o administrar dicha medicación sin supervisión. Es especialmente difícil negarse a realizar ciertas funciones cuando sabes que la integridad de los y las usuarias dependen de ese servicio. De nuevo se apela a la educación feminizada y al sentimiento de culpa, la empatía y por supuesto el cuidado.
Es llamativo, ya que una sentencia reciente condena precisamente este tipo de prácticas en la residencia Santa Ana de Santoña. ¿Hasta cuándo se va a sobrecargar a las trabajadoras para ahorrarse sueldos? ¿Hasta cuándo se va a denigrar la calidad del servicio asistencial a las personas mayores?
Desde CNT exigimos a Urgatzi que cumpla con el convenio, asegurando la plantilla necesaria para el cumplimiento de las funciones. Si necesita enfermeras, tiene que contratarlas. El trabajo de cuidados no es una cuestión de «buena fé» de las trabajadoras. Para que este cuidado se preste las trabajadoras deben sentirse seguras con sus funciones.
No somos las chicas para todo. Si quieres plantarles cara: consúltanos, defiéndete, afíliate.