Desde el pasado 11 de diciembre queda prohibida la labor sindical de la FAU-Berlín, y por consiguiente la de toda la sección alemana de la AIT, según ha determinado la justicia berlinesa. La determinación judicial se llevó a cabo en un procedimiento en el que la anarcosindical no tuvo posibilidad alguna de defensa. La FAU-Berlín ni siquiera fue informada de la apelación al tribunal por parte de la Neue Babylon Berlin GmbH (Babylon-Berlin), empresa contra la cual la FAU se encuentra en conflicto laboral desde hace varios meses.
La sentencia va más allá de la mera represión de los derechos sindicales de la FAU-Berlín en el conflicto. Con la proclamación de la sentencia queda prohibida incluso la autodenominación de la FAU-Berlín como sindicato.
El alcance de la sentencia ya es notable, pero en caso de permanecer equivaldría a una catástrofe pues desde la resolución la FAU-Berlín puede ser considerada un sindicato ilegalizado y, por si fuera poco, la sentencia puede ser transferida a la FAU alemana en su totalidad. Como caso que siente jurisprudencia recaerá sobre el movimiento sindical y los derechos de las/los trabajadoras/es en su totalidad. Cualquier alternativa sindical no es posible con tal jurisdicción como base. Por lo tanto, el caso es una novedad de la represión sindical en Alemania. El patrón no sólo puede elegir él mismo sus sindicatos, además obtiene el derecho de decidir qué es un sindicato. La autoorganización obrera, la libertad sindical, sea en el cine Babylon-Berlín o en otra parte, son prohibidas, la incapacitación de la clase obrera es institucionalizada aún más.
TRAFONDO
Desde junio de este año, parte de la plantilla del cine Babylon-Berlin se ha organizado en la FAU-Berlín, e inició una lucha en pos de un convenio colectivo en el único cine semi-municipal de la ciudad, el cual recibe subvenciones públicas a pesar de las que los/las trabajadores/as reciben sueldos de miseria y no se respetan sus derechos laborales.
Este conflicto, el mayor conflicto que ha enfrentado la FAU en su historia reciente, no sólo tuvo repercusiones en la capital, sino también en el ámbito federal. Los anarcosindicalistas en lucha, mantuvieron un boicot muy eficiente y presente en los medios de comunicación, con exigencias amplias e innovadoras, así como la participación de los/las propios/as trabajadores/as, algo inusual en Alemania, hechos que causaron mucha impresión en público. Al incrementarse la presión hasta el punto de que los gerentes del cine no podían seguir negándose a cualquier negociación, intervino no sólo la esfera política sino también el sindicato Ver.di, miembro de la asociación sindical DGB, organización que no disponía de ninguna base en la empresa y que directamente entró a negociar con la dirección. Lo peor del caso es que dicha negociación no contó con la implicación de los propios trabajadores/as a pesar de su indignación.
Hoy en día ya se sabe que detrás de estas negociaciones entre Ver.di y los gerentes del cine hay un pacto entre los partidos políticos en el gobierno de Berlín, el sindicato Ver.di y la gerencia para quitarse la FAU-Berlín de encima y tranquilizar la situación. A pesar de esto, la plantilla y la FAU no se callaron. Lo que siguió fueron varios golpes jurídicos y una campaña contra la FAU por parte de Ver.di. En un primer momento fueron prohibidos por orden judicial herramientas de lucha como el boicot y además negar la aptitud para lograr convenios colectivos por parte de la FAU -en Alemania esta aptitud es un requisito previo para poder firmar convenios colectivos-. Al mismo tiempo, los gerentes demandaron a la FAU varias veces por distintas frases en notas de prensa y octavillas. Esto tampoco logró la retirada de la FAU-Berlín del conflicto. Así se había que ser todavía más contundentes con la organización anarcosindical y así llegaba el mazazo de la sentencia más reciente, la que prohibe a la FAU actuar como sindicato.