En lo que se refiere al Patrimonio, se ha conseguido -gracias, en gran parte, al trabajo del anterior SP- la devolución de algunos locales y la compensación económica por otros; en este caso, se ha recuperado una cantidad importante de dinero (aunque insignificante todavía, para los muchos inmuebles que nos arrebataron por la fuerza de las armas), y tenemos en marcha varios procesos en el Tribunal Supremo, en los que reclamamos una cantidad bastante mayor de la recibida hasta ahora. Esa parte de nuestro Patrimonio recuperada ha servido -de conformidad con los acuerdos orgánicos- para dotar de sede a muchos de los sindicatos confederales que carecían de ella, estaban pagando un alquiler mensual o el local del que disponían no era el más adecuado para su labor sindical.
jóvenes.
El periodo de gestión de este SP ha sido excepcionalmente largo, pues se acerca ya a los tres años y medio, y el cansancio acaba notándose; no obstante, nuestro esfuerzo ha sido mínimo, por no decir ridículo, si lo comparamos con los sufrimientos físicos o morales padecidos por otros compañeros o compañeras confederales, que llegaron, en muchas ocasiones, a la pérdida de la vida en aras del anarcosindicalismo. Los miembros de muchos Secretariados Permanentes de otras épocas ocuparon sus cargos mucho menos tiempo que nosotros, pero ello fue debido no a que les cansara el trabajo militante o les abrumara la responsabilidad, sino, generalmente, a que fueron detenidos y encarcelados o cayeron bajo las balas de los esbirros de los enemigos de nuestra clase.
En cualquier caso, el ocupar un cargo en el SP del CN de la CNT es un honor para cualquier militante, y la experiencia es, en general, gratificante, aunque a veces te asalte el desánimo y pases por no pocos sinsabores. No hay por qué tener miedo a un cargo de este tipo, como no hay que tenerlo a ocuparlo en cualquier otro organismo confederal, puesto que en una organización horizontal como la nuestra -en la que, por lo tanto, no hay arriba ni abajo- los comités, al ser meros órganos de gestión, obedecen a los demás compañeros de su ámbito, al tener que ejecutar sus acuerdos, emanados de los comicios orgánicos respectivos. Y para obedecer vale cualquiera; en tal caso, se equivocarán quienes mandan. No obstante, no puede negarse que una gestión puede hacerse mejor o peor, y ahí sí que cuentan los conocimientos o las habilidades de cada compañero concreto.
Con todos los problemas que puedan darse, consustanciales a una organización viva -y más si esta es libertaria-, vamos a dejar el SP con una CNT en crecimiento lento pero constante, siendo bastantes las localidades en las que se ha reorganizado la CNT, después de un paréntesis a veces muy largo sin presencia confederal en ellas. Y es que la CNT, gracias al esfuerzo de su militancia, va convirtiéndose, poco a poco, en una referencia para muchos trabajadores que, hartos de las traiciones y bajezas de unos sindicatos vendidos al Capital y al Estado, miran hacia nosotros. Hoy, más que nunca si cabe, debemos combatir los liberados, los cargos sindicales remunerados, las subvenciones estatales o empresariales y todos los mecanismos utilizados para la compra de conciencias. La CNT debe marcar distancias con todas las entidades, mal llamadas sindicales, que tan negativos efectos tienen sobre los trabajadores.
En estos momentos en los que se está produciendo un brutal ataque global contra los derechos e intereses de los trabajadores (que tantos esfuerzos ha exigido el conseguirlos y mantenerlos), la CNT debe resistir y plantar cara al Sistema, intentando canalizar -mediante la propaganda y la acción constantes de sus sindicatos- esa rebeldía social qué, aunque paulatinamente, empieza a surguir. La inmensa mayoría de los compañeros y compañeras que llegan a la Organización en estos momentos son jóvenes, y donde está la juventud está el futuro. Ese futuro que queremos libre, justo y fraternal, en un régimen de comunismo libertario.
¡SALUD Y HASTA EL CONGRESO!