Primero convocan 160 plazas para desempleados que luego, con la crisis que tan bien gestionan, se quedan en 126, y después un cúmulo despropósitos que, si estuviéramos un poco más despiertos, ya debería habernos echado a la calle aunque no fuera más que para dejarles claro que no valen para lo que están y que mejor se dediquen a otra cosa, pues esta gente nunca va a solucionar nada más que su presente más inmediato y todas las milongas y razones que nos larguen sobre su potencial competencia a la hora de afrontar los problemas más urgentes será como pedir peras al olmo. El poder es una desgracia para la inmensa mayoría que tenemos el pesar de padecerlo, pero en manos de esta cuadrilla de toreros incompetentes, de técnicos y profesionales de la administración poco menos que analfabetos, un verdadero cáncer.
Convocan pruebas en la mayoría de los casos sin temario (examínate a lo loco, a ciegas, podría ser su lema), cambian fechas cuando les place, modifican las bases y muestran un arte en la improvisación ciertamente admirable y, finalmente, obligan a los aspirantes a elegir y a tener que presentarse a una sola prueba, cuando en ningún punto de las bases referidas se aludía a nada semejante. Esto por no mencionar la sinrazón que destila el hecho de haber permitido de principio poder presentarse a las pruebas a quienes aún estaban trabajando y, además, reconocerles equis puntos. Elementos todos ellos más que graves y que sirven como poco como muestra de que no saben ni se enteran de la situación de los parados, de la tragedia que supone la pobreza o, dicho de otro modo, de lo que pasa cuando no hay dios ni amos que valgan.
Las cosas se podrían hacer mejor, pero nadie parece tener tiempo: todos los años todo son prisas y carreras, así que les pilla el toro sin quererlo, faltaría más. En ninguna cabeza medianamente clara cabe que no se valore el tiempo que se lleva parado, la gente que se tiene a cargo y otras cuestiones añadidas, si se tienen hipotecas, etc. En una palabra: la necesidad pura y dura. Todo ello, deben pensar estas eminencias, es demasiado complicado, volvería la selección aún más difícil. Mejor poner las bases de siempre y que se peleen entre ellos.
Que nos peleemos entre nosotros: ahí está la trampa. Hay un problema estructural, sistémico como es el paro y, puesto que no conocen otra salida que jodernos vivos vendiéndonos en el mercado de trabajo cada vez a menor precio con los resultados que todos conocemos, ahora que hay elecciones a la vista y conviene maquillar la cifra de parados tiran por el camino de en medio, nos confunden con unas cuantas plazas y nos lanzamos a competir por ellas olvidándonos de lo esencial: que no solucionan el problema general y que de nada vale salvar temporalmente la situación de unos cuantos cuando la pesadilla sigue viva para el resto.
CNT quiere dejar claro que esta convocatoria, como otras anteriores, si bien soluciona los problemas más acuciantes de un porcentaje de parados, deja a la vista y sin solución el de una inmensa mayoría que, dejémoslo claro, nunca dependerá más que de sí misma para intentar salir del hoyo. La solución de la Administración resulta interesada porque hay elecciones, pero no soluciona nada para la mayoría. El sistema no funciona, simplemente gestiona la miseria según le place. Mientras, nosotros todavía andamos pensando, dormidos o, quién sabe, viendo a Messi o a Ronaldo metérsela al rival sin habernos percatado de que los mismos de siempre, los que viven de la política, nos la han vuelto a meter como si nada. Ya lo dijo Iván, el alcalde sacapecho hace unos años a un miembro de la extinta Asamblea contra el Paro: si estamos en el paro es porque no somos muy listos. Y en esas estamos.