El sector cultural en MUTE
El sector cultural ha sufrido también con la pandemia. Este sector ya arrastraba una precariedad importante además de una temporalidad total (contratos de un día, medio día, etc.); lo que lleva a una gran cantidad de personas del sector a no poder acogerse a prestaciones por los requisitos para recibirlas. Por otro lado, las recomendaciones sanitarias y la sensación de miedo constante no ayudan a un sector que necesita de la presencia física de quienes lo integran (taquilleros, figurantes, técnicos, actores, actrices, etc.).
En este contexto donde lo que urge es la supervivencia de las y los trabajadores del sector surge una iniciativa a nivel Europeo que en España se traduce en MUTE (Movilización Unida de Trabajadores del Espectáculo) con su campaña Alarma Roja #culturasegura. MUTE juega con lugares comunes como la presión al Gobierno para volver a trabajar, rebajas fiscales a autónomos o algún tipo de subsidio para los y las trabajadoras del sector. Buscaban que todo ello cristalizara con una movilización convocada para el 17 de septiembre.
Como decimos son lugares comunes, nadie puede a priori tachar estas peticiones de absurdas o negativas. El problema es que la vuelta al trabajo no es igual para todo el mundo.
MUTE se impacienta y lanza textos lacrimosos sobre la situación desesperada del sector y pretende montar a empresarios y trabajadores en el mismo barco. El problema es que a los primeros les interesa la precarización que arrastra el sector (con o sin virus) y a los segundos no. Se nos contrata como «azafatos» o «animadores» cuando somos actrices o ilustradores. No se nos reconoce del sector por ser técnicas o taquilleras. Nos igualan por ser autónomos: aunque yo sea mago y él dirija varias salas. Todo este discurso pseudocombativo deja fuera a los sindicatos que hemos intentado establecer contacto con ellos.
La lucha laboral debe hacerse desde la clase trabajadora organizada. No podemos mezclarnos con quién tiene objetivos opuestos a los nuestros y siempre goza de más poder. Cuando hacemos esto, nuestra voz siempre queda silenciada, porque quién tiene el poder será quien domine el discurso. Esto ya lo vienen denunciando diferentes grupos que se adhirieron a la convocatoria de manifestación del 17S y ya han dejado MUTE.
En CNT creemos que todas las personas que sostienen este sector son trabajadores y trabajadoras culturales. Queremos volver a trabajar sin estar avocados a la precarización constante. Por eso creemos que tendremos más fuerza reivindicando la importancia y condiciones de sector como sindicalistas. Sí, somos motor económico, pero lo somos por la explotación de nuestro trabajo: no por el uso de sus propiedades.