El pasado 8 de septiembre, se manifestaron las y los docentes de Cantabria por las calles de Santander. El primer día del curso en educación Infantil y Primaria comenzaba con huelgas y protestas.
¿Qué pide «esta gente»? ¿Es tan importante lo que hay en juego?
Una reflexión pausada nos hace darnos cuenta de que el Consejero en esta última negociación (pocos días antes de la protesta) con los sindicatos de la Junta de Personal Docente ha ido aún más allá de las ya cuestionables cláusulas y «condiciones», que ha defendido en anteriores propuestas, para llevar a cabo la adecuación salarial del colectivo.
La bautizada como «cláusula Silva» pretende que la adecuación que se pacte (es decir, cómo, cuánto, a quién) tenga que ser refrendada a través de la votación de los próximos presupuestos en el Parlamento.
Esto supone un cambio total en las reglas del juego de las leyes laborales. No es sólo que «no queremos ser rehenes» del partido de turno, como decían ayer en la protesta. No es sólo que es algo inaudito y que a otros colectivos laborales (se hablaba de los sanitarios) no se les pida esta condición. Es que supone un precedente peligroso.
A mis estudiantes cuando estudiamos el mundo del trabajo les pregunto si saben cuáles son las únicas leyes que se aprueban fuera del Parlamento. Lo cierto es que desconocen que estas leyes son los convenios y reformas laborales.
En las noticias nos hablan de «pacto social» y no se entiende que, debido a una «transición» que entregó finalmente gran parte del poder sindical, es este hecho una de las pocas fortalezas que tienen los sindicatos en nuestro sistema político actual. Si cedemos, entregando cada vez más la ratificación de pactos salariales y normas laborales al Parlamento, un poder ya muy mermado se verá reducido a la mínima expresión. Y después nos hablarán de democracia y de control de poderes.
Desde hace muchos años se viene hablando mal de los sindicatos, generalizando a toda lucha laboral, incluso autogestionada por las trabajadoras. Esto no es algo que se haga de manera inocente, por el contrario, es una estrategia deliberada para amedrentar y socavar las luchas laborales y las herramientas que tenemos.
Cuando Silva dice que «la huelga es mala», ¿qué quiere decir? ¿Por eso intenta que no vayan los interinos? ¿Qué nos queda frente a plantones y medidas totalmente fuera de juego? La huelga está precisamente para estos momentos y «molestar» entra dentro de toda protesta de los movimientos sociales. Si una protesta no se siente y no hace a las personas que la viven pensar que «algo va mal», ¿cuál es su función?
En términos educativos, si una metodología pedagógica no supone un cuestionamiento, una reflexión y una transformación. ¿Qué entendemos por educación? Quizá esto también habría que preguntárselo al Consejero.
Lo cierto es que en CNT sabemos cuando algo presenta un precedente peligroso para toda la clase trabajadora. Este es el caso. Esto empieza por los y las docentes y si se aprueba acabará en más colectivos.
Al igual que no podíamos permitir que la acción sindical en sí y la protesta frente a una empresa se criminalizara como se ha hecho con nuestras compañeras de «las seis de la Suiza» (que ya llevan más de 60 días presas). Por eso se unieron muchos otros sindicatos y colectivos a nuestra demanda, porque sabían que esto sentaba un precedente para todas.
En este caso sucede igual, pertenezcas o no a la comunidad educativa el intento de que lo pactado en una mesa sindical no pase inmediatamente a ser norma atenta contra todas, contra nuestros derechos.
Y, por ello, pese a las diferencias que podamos tener, en esto seguimos apoyando las acciones y la huelga docente programada para los próximos días de septiembre en institutos, CEPAS y escuelas de idiomas.
Hay muchos motivos para «no empezar con normalidad» el curso. Este es uno. Porque si se aprueba quizá no se quede en Cantabria.
Y si «el patrón» no entiende otro lenguaje, aquí estaremos para recordar que conseguir que las normas laborales las pacten las personas que nos representan no fue una lucha fácil ni rápida.
Por respeto, por memoria de las que fueron, a la huelga compañeras.